No le sobra el tiempo ahora que lleva este establecimiento y ha aprovechado sus ratos libres para negociar la compra de su nueva nevera.
Imagínate la situación: pasas de hablar de la potencia de tu frigorífico a la «potencia» de dos australianos untados de aceite por todo el cuerpo.
Un momento completamente surrealista. Si te hubiera pasado a ti, ¿cómo hubieras reaccionado? ¡Cuéntanos!
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