Haz una crema de calabaza de chuparse los dedos

Un plato sencillo y nutritivo con el que seguro triunfarás

Ana Más

Incorporar calabaza a nuestra dieta tiene muchos beneficios cómo por ejemplo que nos aporta betacaroteno, uno de los antioxidantes más importantes que contienen las verduras y frutas de color naranja. Es una maravilla para la piel y precisamente el betacaroteno te va a ayudar a coger ese tono bronceado que tanto deseas ahora que se acerca la primavera.

Además tiene muy pocas calorías, unas cincuenta por porción y un alto contenido en agua, por lo que es ideal en dietas de adelgazamiento ya que además contiene fibra que al absorber el agua nos sacia y favorece el tránsito intestinal evitando el estreñimiento.

Son muchas las formas en las que podemos preparar la calabaza, en ensalada, cremas, salteada, al horno, en conservas postres y quizás la más habitual, en crema. Una manera relativamente sencilla que sin embargo tiene sus trucos para que te quede cremosa y con un sabor estupendo. Te contamos cómo hacer una crema de calabaza digna de Arguiñano.


Crema de calabaza de diez

El primero de los trucos tiene que ver con cómo quitarle la piel a nuestra calabaza de manera sencilla. Necesitarás un cuchillo bien afilado con el que cortarás los extremos de la calabaza, a continuación haz pequeños cortes por toda su superficie y métela en el microondas tres minutos a tope, te resultará mucho más sencillo quitarle la piel.

Un truco que hará que tu crema tenga un sabor mucho más intenso es meterla al horno un ratito, esto es asarla, conseguirás que su propio  azúcar se caramelice y le de un sabor mucho más intenso.

Cuécela el tiempo justo para que tenga la textura ideal, se trata de una verdura que necesita bastante tiempo de cocción. Asegúrate al triturarla que no quedan tropezones o grumos, pásla por un colador después para que la crema quede más fina aún.

Si una vez triturada y colada ves que está demasiado líquida, puedes espesarla con queso o yogur griego y a la hora de servirla acompáñala de picatostes, huevo duro y un chorrito de aceite de oliva. La nuez moscada y la pimienta le darán muy buen sabor.

Y si tienes problemas de estreñimiento, añade unas semillas de lino y en poco tiempo te olvidarás de él.