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Las cosas que tu gato no quiere que le hagas

Olvídate de las habituales caricias en la tripa

Ana Pérez

Un gato puede estar estresado. Es uno de los motivos generados por enfermedades o porque no estén a gusto. Puedes evitarlo a toda costa.

Hay remedios para hacer felices a nuestros gatos. Aunque, para empezar, tenemos que poner de nuestra parte para entenderlos y conocer todo lo que necesitan, como también lo que les gusta.

De la misma manera, debemos conocer aquellas cosas que nuestra mascota prefiere que no hagamos. Te dejamos algunas de las que odia y no te podías llegar a imaginar que sí.


Cosas que tu gato odia

1. No le cojas en brazos

Algunas veces, queremos darle mucho amor a nuestro gato y la mejor forma que encontramos para hacer es cogiéndole y achucharle, aunque sea un poco. Hay maneras mucho más amables de interactuar con el animal. Deja que él tome la iniciativa y así conseguirás que tu gato te lama la cara, la mejor señal que demuestra todo el amor que tiene hacia ti.

2. Deja de acariciar su tripa

Seguro que hemos vivido muchas veces el llegar a casa y que el animal nos reciba con restregones contra nuestras piernas. Después, se suele tirar al suelo y se tumba boca arriba. Interpretamos esto como una invitación a acariciar su tripa, pero no lo es. Es tan solo una señal a modo de «hola» y de mostrar que están felices al vernos.

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3. Evita la ‘guerra de miradas’

Puede resultarnos algo divertido mirar fijamente a nuestra mascota, e incluso, nos parece inofensivo y divertido a la vez. Pero tu gato está de acuerdo, para ellos, esto constituye una señal de desafío o de alerta: todo lo contrario a un gesto cariñoso y amable. Al hacer esto, puedes provocar que se sienta intimidado e incómodo.

Esto no significa que no podamos mirarlos, pero si hacerlo con una mirada relajada, suave y parpadeando con frecuencia.

4. No castigues a tu gato

Puede ser algo abusivo, además de desagradable. Ellos no entienden el castigo, pues no poseen un lenguaje social tan desarrollado como el ser humano. Si gritamos o castigamos a nuestra mascota, es probable que termine por cogernos miedo y así destrozar la relación afectiva que tenemos con el felino.

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