En Secret Story, los concursantes entran con algún tipo de secreto que tiene que ser desvelado. Los últimos dados a conocer fueron los de las dos últimas personas expulsadas de la casa de Guadalix de la Sierra: Alatzne, eliminada por el público, y Carmen, que fue expulsada por la organización tras echarle agua a Laila en una pelea.
Las especulaciones se hacían realidad al revelarse que Carmen era virgen, aunque muchos habían creído que el que no habían mantenido relaciones sexuales era Álvaro. Durante el vídeo, la joven explicaba que «no ha llegado el momento, no he encontrado a la persona adecuada y no ha surgido».
Cuando se descubrió, Rafa presumió de haberlo adivinado, mientras que Laila soltó comentarios poco oportunos al respecto. Por ejemplo, que si Álvaro no era virgen sería porque había pisado prostíbulos. También ató cabos y entendía el comportamiento de la concursante expulsada.
«La mayoría pensaban que era Álvaro, yo ya les dije que a veces no es lo que parece. Rafa decía que se notaba que Carmen no era virgen por cómo besaba…pues toma», decía Belén Esteban entre risas.
Durante la gala de Secret Story también salió el secreto de la otra concursante expulsada: Alatzne: «intoxiqué a mis vecinos con unas croquetas de cemento».
«Tenía un bar, mis padres se fueron de vacaciones y cerraron todos los bares del barrio. Decidí hacer una croquetada para todos. Fui a la cocina donde estaba el aceite y el vinagre, vi un bote blanco y pensé que era harina. Gasté todo el bote, hice de unas croquetas enormes y nos las comimos», contaba la joven.
Además, recordó que «tenía un bar, mis padres se fueron de vacaciones y cerraron todos los bares del barrio. Decidí hacer una croquetada para todos. Fui a la cocina donde estaba el aceite y el vinagre, vi un bote blanco y pensé que era harina. Gasté todo el bote, hice de unas croquetas enormes y nos las comimos».
Al parecer, no hubo intervenciones sanitarias. De hecho, nadie se habría enterado si los padres de Alatzne no hubieran preguntado por el cemento. «Cuando vinieron mis padres preguntaron que dónde estaba el cemento. Por suerte me lo perdonaron y no hubo ninguna desgracia, todos pudimos contarlo».
