Antifaces y tapones para dormir sí, pero de manera puntual y con estas precauciones

Pueden ocasionar problemas de oído y visión en algunos casos

Ana Más

No son pocos los que cuentan con un ‘kit de siesta’, sobre todo aquellos a los que les cuesta conciliar el sueño. Incluso el médico especializado en trastornos del sueño, Eduard Estivill, en alguna ocasión ha contado que lo lleva siempre, un kit que incluye almohada, tapones y antifaz. Esto es ideal de manera puntual como viajes en tren o avión, pero el uso de antifaces y tapones, de manera continuada no lo es tanto.

En el caso del antifaz, su uso de manera continuada puede ocasionarnos problemas relacionados con la visión e incluso infecciones y afecciones dermatológicas. Lo cuenta en welife.es la higienista del sueño Mireia Gómez que explica que el antifaz bloquea la luz exterior pero no es tan bueno para los ojos, ya que: «la presión constante que ejerce sobre ellos puede causar visión borrosa al despertar».

Además insiste en la importancia de lavarlo con regularidad para que no se acumulen bacterias que pueden  causar una irritación o incluso una dermatitis o una conjuntivitis y explica además que para evitar riesgos lo mejor es elegir uno hipoalergénico.


Por qué no usar antifaces y tapones de forma continuada

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Con los tapones ocurre lo mismo, «hay que tener cuidado con una serie de posibles problemas derivados de un mal uso o de la falta de higiene», explica la experta. Y es que su uso continuado puede favorecer que se acumule una mayor cantidad de cerumen en el oído, e incluso que aparezcan infecciones y esto a su vez «provocar picazón, dolor e incluso mareos, náuseas o dificultades auditivas», explica.

También se refiere a la pérdida de audición y tinnitus (acúfenos) en las personas que usan de forma habitual tapones para los oídos, ya que es frecuente que el cerumen se meta hacia dentro. Además «puede provocar la acumulación de bacterias e infecciones que, si no se tratan, pueden causar pérdidas o daños permanentes», matiza. Por eso recomienda lavarlos a diario y dejarlos de utilizar en el momento que veamos que se decoloran o huelen mal, algo que «puede deberse   a que la cera se ha acumulado en su superficie y puede facilitar la transferencia de microorganismos de las manos a los oídos«.

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