El momento en que un bebé se coloca sobre la piel desnuda de su madre, conocido como contacto piel con piel, no es solo un gesto simbólico, sino una práctica avalada científicamente que mejora su transición al mundo.
En un reciente artículo de la red internacional de investigadores Cochrane, que analizó cerca de 70 estudios con más de 7.000 parejas madre-hijo, concluye que aplicar esta técnica durante las primeras horas del postparto eleva significativamente la probabilidad de lograr una lactancia materna exclusiva al mes.
Además, ayuda al recién nacido a mantener una temperatura corporal estable, presenta mejores niveles de glucosa en sangre y una respiración y frecuencia cardíaca más reguladas.
Los efectos positivos del contacto piel con piel abarcan múltiples aspectos:

Aunque la evidencia para la madre es algo más limitada, los datos indican que este método puede reducir su ansiedad, favorecer el apego y mejorar la experiencia del postparto. Además, destaca que no genera efectos adversos y puede traer otro tipo de beneficios emocionales.
El contacto piel con piel puede llevarse a cabo tanto en partos vaginales como por cesárea, siempre que el estado materno y el del bebé lo permita. En casos de bebés prematuros también se aplica la denominada ‘posición canguro’. Se trata de una variación adaptada del método que posibilita el contacto térmico y afectivo cuando la incubadora no es la única opción.
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