Pareja feliz

La buena suerte no es cuestión de azar: Una especialista en autoestima te enseña cómo ‘sembrarla’

Su visión se ve respaldada por diferentes estudios

Lucía Villalba

¿Qué es tener buena suerte? ¿Se puede trabajar o llega sola? Muchas veces se asocia a la casualidad o al destino. Pero, cada vez más investigaciones en psicología coinciden en que la buena suerte no es fruto del azar, sino de los hábitos que cultivamos día a día.

Uno de los autores que más ha defendido esta idea es Álex Rovira, quien afirma que los hábitos son las semillas de la transformación. Su visión se ve respaldada por diferentes estudios que apuntan a que ciertos comportamientos atraen la mala suerte, Mientras que otros convierten a las personas en verdaderos imanes de experiencias positivas.

¿Cómo sembrar buena suerte?

Entre las voces que apoyan esta perspectiva está Verónica de Andrés, máster en Educación con distinción de la Universidad Oxford Brookes y reconocida coach especializada en autoestima. Con más de tres décadas de experiencia, ha trabajado con miles de personas alrededor del mundo y ha publicado best sellers como  ‘Confianza total’, ‘Todo es posible’ y ‘Renuévate’ o ‘¡Messirve!’

Ahora presenta su nuevo libro, ‘Los hábitos de la buena suerte‘, donde comparte herramientas prácticas para cultivar una vida más plena. “La buena suerte no es algo que te pasa. Es algo que se construye”, explica en una entrevista para Informativos Telecinco. Para ella, la diferencia con la “suerte” radica en que esta última suele asociarse a factores externos, mientras que la buena suerte es una actitud interna que se entrena a través de pensamientos, acciones y relaciones.

Sí es posible atraer la buena suerte, del mismo modo que también podemos, sin darnos cuenta, atraer la mala. Los pensamientos negativos que nos alejan de nuestro potencial abren la puerta a los problemas. Por el contrario, hábitos como la gratitud, la confianza en uno mismo y el cuidado de la energía personal son la base para “sembrar” buena suerte.

Un ejemplo de ello es el caso de Franco, un terapista ocupacional que llegó a ella con apenas ocho alumnos. Tras trabajar durante cuatro meses en hábitos como la autoconfianza, la gratitud y la mentalidad positiva, pasó a tener más de 300 alumnos, mejorar sus relaciones personales y lograr metas que antes parecían inalcanzables. “No solo cambiaron mis resultados —afirmó—, cambié yo”.

De Andrés subraya que la buena suerte no se mide únicamente por éxito laboral. “La verdadera buena suerte tiene más que ver con el bienestar emocional, con sentirte en eje y vivir desde tu esencia. Cuando eso está en su lugar, todo lo demás comienza a alinearse”.

Invertir en autoestima no es un lujo, sino la base para abrir nuevas puertas y transformar la vida.

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