Pablo López - Gira 360 Madrid

Pablo López, Madrid y un sueño palpable desde cualquier ángulo

Crónica de su parada en el Palacio Vistalegre con la gira 360

Marcos Aceña

Llevo muchos años siguiendo a Pablo López; comprando sus discos, escuchando sus canciones y, por supuesto, yendo a sus conciertos, el lugar donde más se disfruta su música. Hace unos años ya hizo una gira 360 grados, algo que por esos tiempos casi no se había visto en nuestro país -fue uno de los pioneros-, y por diversos motivos no pude ir. Era una espina que tenía clavada y que anoche me quité, y de que manera lo hice.

Y es que su magnífico escenario circular se desplegó en el centro del Palacio Vistalegre de Madrid para dar rienda suelta a su voz, a sus canciones más conocidas, a las que no lo son tanto, a sus dedos viajando libres por las 88 teclas, a los duetos más sorprendentes y a más de 10.000 personas latiendo a la vez.

Una noche soñada por Pablo López

Si cualquier concierto de Pablo López es una auténtica caja de sorpresas porque nunca sabes por dónde te va a salir -igual se pone a versionar a Mecano que hace una mezcla con las canciones de Alejandro Sanz-, uno de esta gira lo es aún mas, ya que está él solo encima del escenario. Sí, sí, como lo lees, no tiene más compañía, es su persona, desde cualquier ángulo, contra el mundo.

Y de ello quiso hacer gala nada más comenzar el concierto, cuando pasaban unos minutos de las nueve de la noche. No necesitó apagar las luces del recinto, y se paseó entre el patio de butacas mirando a los ojos a su público, que le brindó la primera ovación incluso antes de abrir la boca. Una vez alcanzó el escenario todo se fundió a negro y comenzó la función a golpe de ‘Pongamos que hablo de Madrid’, una de esas canciones de Sabina que son fijas en el repertorio del malagueño cada vez que canta en la capital.

Tras ella, se pudieron escuchar algunos de los grandes clásicos de su trayectoria. El primero de ellos fue ‘La niña de la linterna’, muy ligada al recinto en el que se llevó a cabo el concierto, ya que en sus propias palabras la escribió un día «del 19» mientras se dirigía hacia allí, algo que le hace pensar que «el guionista de la vida se está pasando por mis sueños». La sucedieron himnos como ‘El mundo’, ‘Tu enemigo’ o ‘Quasi’, que arrancaron los aplausos del público cada vez que llegaban a su fin.

Y es que, el «niño de 41 años al que le gusta jugar a hacer música» disfrutó de este concierto como llevaba soñando desde que se enteró de la fecha en la que volvería a tocar en Madrid, y como reflejo de este sueño nos dejó adentrarnos en lo que será su nuevo disco de estudio -sobre el que también bromeó-, que llegará bajo el título ‘El cuatro’ si todo sigue tal y lo previsto, y lo hizo interpretando ‘El niño del espacio’, uno de los temas que se incluirán en el mismo y que dejó a todos los asistentes con una sonrisa dibujada en el rostro.

El repertorio lo completaron canciones como ‘La mejor noche de mi vida’, ‘Dos palabras’, ‘Mama no’, ‘Suplicando’ o su himno por excelencia, ‘El Patio’, que fue una de las más alabadas de la noche. Una noche en la que Pablo López quiso agradecer en repetidas ocasiones a todas y cada una de las personas que se habían acercado a disfrutar de lo que mejor sabe hacer, subirse al escenario: «Agradezco a la vida, a Dios, a la naturaleza, a todos los que estáis aquí. (…) No hay manera de pillaros, ojalá poder abrazaros, gracias por este abrazo». Para todos ellos quiso desempolvar algunos de los temas más desconocidos de su discografía, como ‘Mi casa’, que con el paso del tiempo y en directo suenan, si cabe, de manera más especial.

Y también, antes de interpretar ‘Vi’ -el que fue su primer éxito discográfico- tuvo palabras para aquellas personas que llevan desde 2012 teniéndole la mano: «Me recuerda a un montón de gente que hay aquí, que abrazó una manera de expresarse».

No solo estuvo acompañado de su piano, que ya es cómo una extensión mas de su cuerpo, sino que también quiso demostrar su arte con la guitarra o con dos teclados que nos hicieron sentirle más cerca y que fueron testigos también de las versiones mas especiales; desde ‘Rosas’ de La Oreja de Van Gogh hasta ‘Lo ves’ de Alejandro Sanz, pasando por ‘S.O.S.’ de Mayte Martín o ‘Sólo le pido a Dios’ de León Gieco.

Rodeado de sus mejores amigos

Antonio Orozco se convirtió en el protagonista de uno de los grandes momentos de la noche, en el que una persona del equipo de Pablo López acercó hasta el escenario un teléfono con una videollamada entrante. Al otro lado, el catalán explotaba de orgullo mientras que el público coreaba su nombre. Nombre al que el protagonista de la noche no dudó en dedicarle unas palabras, «Qué suerte, eres una de las cosas mas bonitas que me ha pasado en la vida», y una canción, ‘Devuélveme la vida’.


Así como también lo fue Chiara Oliver, que acudió a disfrutar del concierto como cualquier otra persona y terminó interpretando ‘Tulipanes’ después de que Pablo López la viese desde el escenario y le pidiera permiso para bajar hasta la fila en la que se encontraba.


Tras 2 horas y 20 minutos de música sin cesar, y tras interpretar ‘Lo saben mis zapatos’, llegó el momento de la despedida. Despedida que se vivió con una vuelta al ruedo con la que el malagueño no quiso dejar ni uno de los sectores en los que se encontraba el público. Público que, al igual que yo, llevará esta noche marcada por siempre, porque como me dijo mi compañera Patricia Imaz al salir, «es una obra de arte en sí mismo». Nos consta que anoche Pablo López fue «muy feliz», al igual que lo fuimos nosotros adentrándonos en este precioso sueño, que por suerte, es de los que no se olvidan.