La razón por la que nos cuesta reconocer que hemos elegido el camino equivocado

Redacción Cadena Dial

No sé si alguna te vez te habrá pasado pero hay una razón: Tomar una decisión y tras paso del tiempo, a pesar de tener la intuición de que es un error, continuar si rumbo. Y lo peor es que no reconocemos que nos hemos equivocado.

A mí sí y en este artículo, además de contarte mi experiencia, quiero explicarte a que se debe este fenómeno.

Mi llamo Alejandro y soy psicoterapeuta. Hoy te  voy a hablar de la falacia del costo hundido.


El trabajo fin de carrera interminable

 

Cuando estaba en cuarto de carrera, en el segundo cuatrimestre, tenía que presentar mi trabajo fin de grado.

Escogí un tema que me parecía muy interesante, pero para el que no me había documentado antes apenas nada. Simplemente, me llamaba la atención.

Mi tutor no tenía muchas ganas de prestarle atención a lo que yo hiciese, de modo que aprobó el tema sin detenerse demasiado a mirarlo.

Una vez metido en harina, me di cuenta del problema: apenas había bibliografía que consulta. O la que había, era poco accesible.

La osadía de la juventud o la inocencia, me llevó a seguir adelante con el tema que había escogido. Finalmente lo logré sacar adelante, pero me costó Dios y ayuda hacerlo. Y la verdad, no fue una obra de arte.

La verdad es que desde el principio caí en la cuenta que había patinado al elegir él tema. Estoy seguro que hubiese sido mucho mejor (tanto en resultado como en tiempo invertido), desandar sobre lo andado y elegir un nuevo tema.

Pero…¿por qué no lo hice?

La falacia del costo hundido

 

La falacia del costo hundido es un fenómeno que explica porque nos cuesta retroceder cuando cometemos un error.

Según avanzamos en una dirección, aumenta la sensación de inversión y por tanto, nos pesa más tirar por tierra lo que hemos recorrido. Incluso aunque tengamos la certeza de que seguir avanzando en esa dirección es no llegar a ninguna parte.

En mi caso, aunque podría decir que era más o menos consciente de que lo más rápido hubiese sido elegir otro tema y tirar a la basura lo poco que llevaba hecho del primero, por no desaprovecharlo, decidí continuar.

Esto, con un trabajo fin de carrera no tiene más importancia. Sin embargo, ¿qué pasa cuando lo que está en juego son grandes decisiones en la vida?

Como diría Rafael Aragón, psicólogo y sexólogo: “El camino a la felicidad, sólo consiste en no salirse del camino”

La Insatisfacción vital crónica

A consulta psicológica acuden en muchas ocasiones, personas que se encuentran frustradas con su situación profesional y vital, pero que tampoco saben qué hacer con ello.

Bueno, en realidad sí que lo saben, pero el miedo y la incertidumbre son emociones que tienen un fin conservador. Por eso, muchas veces, necesitamos que sea alguien en quién confiamos, quién nos diga “Adelante”.

Imagina el caso, por ejemplo, de un opositor u oposita.

Alguien que siempre ha querido ejercer de profesor, que después ha hecho un máster habilitante y que ahora, tras el primer año de oposición, siente que esto no es para él o ella.

 

 

Lo más frecuente es, antes de reconocerlo, es continuar sin continuar.

Continuar sin continuar, es continuar sin ganas. Haciendo como que avanzamos, cuando en el fondo estamos deseando dejarlo y seguir otro camino. Camino que quizás, aun, ni conozcamos.

Como dice el dicho popular: “No hay mal que cien años dure”.

Seguramente acabemos resolviendo porque ya no podamos más, pero el tiempo que tardemos en reconocer la situación y tomar decisiones difíciles, será tiempo de sufrimiento e insatisfacción crónica que iremos acumulando.

 

 

 

MÁS SOBRE: