PESCADO CON ANISAKIS

Estos son los pescados que debes congelar para evitar el anisakis

Sobre todo aquellos que vayamos a consumir crudos o semicongelados

Ana Más

El pescado es un alimento común en la dieta mediterránea. Tiene muchas vitaminas y es esencial incluirlo en nuestra dieta si queremos que esta sea equilibrada. Pero es muy importante que sepamos cómo conservarlo bien y así evitar riesgos, sobre todo el del anisakis.

Tal y cómo explica en su web La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN): «El Anisakis es un parásito que puede encontrarse en el pescado y en los cefalópodos (calamar, pulpo, sepia,…) y provocar alteraciones digestivas (Anisakiasis) y reacciones alérgicas que, en ocasiones, pueden ser graves. La Anisakiasis sólo se puede contraer si se come pescado o cefalópodos parasitados crudos o sometidos a preparaciones que no matan al parásito.»

Los síntomas  que suelen aparecer tienen son urticaria e hinchazón de labios o párpados.  Desde el mismo organismo dan una serie de consejos para evitarlo.


Evitar el anisakis

Para evitar contraer el parásito es muy importante seguir estas indicaciones:

  • Comprar el pescado limpio y sin vísceras (sin tripas)
  • La cocción, fritura, horneado o plancha destruyen el parásito, cuando se alcanzan los 60° C de temperatura por lo menos durante un minuto en toda la pieza. A modo orientativo, una pieza de unos 2,5 cm de grosor, habría que cocinarla 10 minutos en total (dándole la vuelta a los 5 minutos). Para saber si el pescado está bien hecho se puede comprobar si la espina se despega fácilmente y tiene un color mate.
  • Y por último si vamos a consumir  el pescado crudo debemos congelarlo previamente

Pero no es necesario congelar todos los pescados, solo aquellos que vayamos a consumir crudo o semicocinado. Por ejemplo los boquerones en vinagre, el sushi, el sashimi, el ceviche o carpacio, además de  las huevas de pescado crudas, arenques y los pescados  sometidos a ahumado en frío.

Sin embargo no hace falta congelar : las ostras, mejillones, almejas, coquinas y demás moluscos bivalvos, los pescados de aguas continentales (ríos, lagos, pantanos…) y piscifactorías de agua dulce como, por ejemplo, las truchas o las carpas, las semiconservas como las de anchoas (en envase metálico, de vidrio u otras presentaciones), ni los pescados desecados salados (mojama y bacalao).

En cuanto a la forma de congelarlo, en el caso de los pescados pequeños, en filetes o rodajas, deben estar congelados durante cinco días. Si se trata de un pescado más grande y que no está troceado hay que tenerlo más días en el congelador siempre a una temperatura de menos veinte grados centígrados.

Esta temperatura solo se alcanza en frigoríficos de tres estrellas (***) o más. Desde la AESAN recomiendan comprar el pescado congelado si nuestro frigorífico tiene menos de tres estrellas.