La paradoja de los refrescos cero: no engordan pero te hacen engordar

Según un estudio algunos edulcorantes sin calorías pueden inducir a un aumento del apetito

Ana Más

¿Son los refrescos cero, cero en calorías de verdad? Según datos de la Sociedad Española de Medicina Interna en torno al 23 por ciento de la población sufre obesidad, un tema que no debemos tratar con frivolidad. No se trata de engordar, sino de tener sobrepeso. No hablamos tampoco de operación bikini, sino más bien de salud y en este sentido lo más lógico para bajar de peso es una dieta sana combinada con algo de ejercicio.

Un cambio de hábitos a veces es suficiente, ten en cuenta que si no hacemos ejercicio lo normal sería ingerir 1.600 calorías diarias, que subirían a 1.800 si realizamos algo de ejercicio moderado y a las 2.000 si realizamos mucho ejercicio diariamente. Rebajar un poco el número de calorías ingeridas y movernos algo más es la clave para perder peso.

La industria alimentaria también nos aporta soluciones en este sentido con los productos light , sin y cero pero estos no siempre son la opción más adecuada. Y precisamente de esto habla un artículo publicado en JAMA Network Open, que recoge un estudio referido  en concreto a las bebidas cero edulcoradas con sucralosa en lugar de azúcar.


Refrescos cero, ¿realmente son sanos y no engordan?

Y es que son varias las bebidas zero que utilizan este edulcorante artificial no calórico, pero según explica El Español,» los investigadores de la Escuela Keck de Medicina de la Universidad de California del Sur (EEUU), advierten que esto tiene consecuencias fatales, al estimular a nivel cerebral los antojos por la comida que producen los atracones, y de ahí, las radicales alteraciones del peso.»

Según la Doctora Page, una de las autoras del estudio, «Algunos estudios indican que pueden ayudar, pero otros apuntan a que pueden estar contribuyendo en realidad a la ganancia de peso, al riesgo de diabetes y a otras alteraciones metabólicas».

Un estudio en el que participaron 74 personas, que tomaron 300 ml de tres bebidas distintas, en tres días diferentes. La primera estaba edulcorada con sacarosa, la segunda con sucrosa y la tercera solo incorporaba agua. Posteriormente se les mostraron imágenes de comida muy apetitosa y se midió la activación en las regiones del cerebro que están involucradas en el apetito, además se les midió la glucosa en sangre, la insulina y las hormonas metabólicas y ver cuanto comieron en un bufé libre que se les ofreció después.

El resultado fue que «La actividad en las regiones del cerebro responsables de los antojos se disparaba en las personas obesas de ambos sexos después de tomar la bebida con sucralosa, algo que no ocurría con la sacarosa. Los niveles en sangre de la hormona implicada en la sensación de saciedad tras comer decaían en el primer caso, lo que plantea que este edulcorante no es efectivo a la hora de suprimir el hambre.»

Por otra parte las mujeres comieron más que los hombres tras tomar sucralosa, mientras que los hombres comieron lo mismo independientemente de la bebida tomada. Y es que según Page, «Las mujeres y las personas con obesidad pueden ser más susceptibles a los cambios provocados por los edulcorantes artificiales» y concluye diciendo sobre las bebidas edulcoradas que, en estos casos, tomar edulcorantes artificiales, «puede engañar a su cerebro e inducirles sensación de hambre, lo que a su ver puede llevar a una mayor ingesta de calorías». «

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