La dieta cetogénica, más conocida como dieta keto, ha ganado popularidad en los últimos años como una estrategia rápida para perder peso. Su principio básico es sencillo: reducir drásticamente los carbohidratos y aumentar el consumo de grasas. De esta forma, el cuerpo se forzará a entrar en un estado metabólico llamado cetosis. En este estado, el organismo quema grasa como fuente principal de energía en lugar de glucosa. Aunque sus resultados a corto plazo pueden ser llamativos, no está exenta de controversia entre los expertos en nutrición y salud cardiovascular.
Este tipo de alimentación, que prioriza alimentos como carnes, huevos, quesos, aguacates y aceites, ha sido adoptado por muchas personas que buscan adelgazar o mejorar su rendimiento físico. Sin embargo, también ha sido objeto de críticas por parte de instituciones médicas como la Asociación Americana del Corazón, que la ha clasificado como una de las dietas menos saludables debido a su alto contenido en grasas saturadas y la exclusión de grupos alimenticios esenciales como frutas, legumbres y cereales integrales. A continuación, exploramos en detalle qué es la dieta keto y cuáles son sus principales riesgos.
La dieta cetogénica se basa en una distribución calórica muy específica: menos del 10 % de las calorías diarias provienen de carbohidratos, mientras que más del 70 % provienen de grasas. Esta proporción obliga al cuerpo a buscar una fuente alternativa de energía, lo que provoca la producción de cetonas en el hígado a partir de la grasa. Este proceso, conocido como cetosis, es el núcleo de la dieta keto.
El atractivo de esta dieta radica en que permite consumir alimentos sabrosos y saciantes como beicon, mantequilla, quesos curados y carnes grasas. Además, muchas personas reportan una pérdida de peso rápida en las primeras semanas, lo que la convierte en una opción tentadora para quienes buscan resultados inmediatos.
A pesar de sus beneficios aparentes, la dieta keto conlleva varios riesgos que deben ser considerados antes de adoptarla:
Para la población general, los expertos recomiendan precaución. La pérdida de peso rápida puede ser atractiva, pero no siempre es sostenible ni saludable.
Antes de iniciar cualquier dieta restrictiva, es fundamental consultar con un profesional de la salud o un dietista-nutricionista. Una alimentación equilibrada, rica en frutas, verduras, proteínas magras y grasas saludables, sigue siendo la opción más segura. De hecho, es la forma respaldada por la ciencia para mantener un peso saludable y prevenir enfermedades.
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