Decir “no” puede convertirse en una de las tareas más difíciles de la vida cotidiana. La culpa o la costumbre de complacer a los demás son barreras que muchas personas enfrentan a diario.
La psicóloga Alba Cardalda ha plasmado en su libro ‘Cómo mandar a la mierda de forma educada’, un manual para aprender a poner límites sin perder el respeto ni hacia los demás ni hacia uno mismo. La obra, publicada hace apenas unos meses, ya ha alcanzado más de 150.000 lectores, consolidándose como un fenómeno editorial.
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Desde su experiencia como terapeuta y a partir de vivencias personales, Cardalda detectó que la dificultad para establecer límites era una constante en sus pacientes. Tal como explicó en una entrevista con Informativos Telecinco, el punto de partida de su libro fueron dos inflexiones.
Su vida nómada en solitario, donde aprendió a aplicar la psicología para marcar límites de forma firme y respetuosa. Y el hallazgo de que esta dificultad aparecía casi siempre como un problema de fondo.
“La dificultad para decir “no” sin sentir culpa se convertía en una asignatura pendiente y una fuente constante de insatisfacción”, explica la psicóloga.
La autora sostiene que el éxito de su libro radica en que aborda una necesidad universal, la de aprender a poner límites. Según Cardalda, la mayoría crece creyendo que ser buena persona implica complacer, ceder y callar lo que molesta, lo que conduce a acumular frustración, culpa o rabia.
Su propuesta combina honestidad, recursos prácticos y un lenguaje accesible, lo que permite a los lectores empezar a aplicar cambios reales en su vida.
La pandemia también marcó un antes y un después en la forma de hablar de salud mental. Cardalda recuerda que ese periodo obligó a muchas personas a mirar hacia dentro por primera vez. “Empezamos a entender que cuidar lo que pensamos, lo que sentimos y cómo nos relacionamos no es un lujo, sino una necesidad básica”, asegura. Desde entonces, pedir ayuda o hablar de ansiedad y autocuidado ha dejado de ser tabú.
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El mayor obstáculo para decir “no”, explica, es el miedo al rechazo. La autora subraya que de pequeños aprendimos que para ser aceptados había que complacer, lo que dejó grabada la idea de que la aprobación externa vale más que el respeto hacia uno mismo. Por eso, aunque sepamos que los límites son necesarios, emocionalmente sentimos culpa o inseguridad.
Cardalda recomienda comenzar con pequeños pasos, como decir “prefiero no hacerlo” o “ahora no me va bien”, y detenerse unos segundos antes de responder para conectar con lo que uno realmente siente y necesita. “Decir ‘sí’ por miedo a decepcionar es una forma de abandono personal que termina haciendo mella en la autoestima”, advierte.
Con ‘Cómo mandar a la mierda de forma educada‘, Alba Cardalda propone un camino para construir relaciones más sanas, donde el respeto propio tenga tanto peso como el ajeno.
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