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Rocío Ramos-Paul nos ayuda identificar en nuestros hijos un posible abuso de las pantallas

Guss González

Nuestra colaboradora habitual, Rocío Ramos-Paul, nos habla de un problema cada vez más preocupante en los niños y adolescentes: el abuso de las pantallas. ¿Pero cómo detectarlo?


Con el confinamiento y las medidas de restricción relacionadas con la pandemia del coronavirus, las pantallas irrumpieron con fuerza en los hogares. Los niños, más o menos acostumbrados a un horario, pasaron a utilizar la tablet o el ordenador, como herramienta principal en su día a día.

Y tras ese periodo de tiempo han llegado los problemas… Pero, ¿cómo saber si mi hijo está abusando de las pantallas? Observar atentamente su comportamiento es el primer paso para identificar un posible problema.

Varias horas delante de TikTok, viendo videos de Instagram o delante de Youtube, puede llegar a ser un grave problema para nuestros pequeños. Algunas claves, como abandonar otros hábitos, sus juguetes favoritos, o incluso dejar de lado a sus amigos, son señal de alarma en los padres.

La premura o la urgencia por publicar un post o por llegar a casa a tiempo para jugar online, también son indicadores de un problema que puede ser serio.

«Papá, ¿hay wifi en la casa de la playa?», es un síntoma inequívoco de que hay un problema. Y si además el niño se irrita o se enfada cuando no hay conexión, el asunto se acentúa.

 

Rocío Ramos-Paul propone una solución

 

Nuestra experta propone como alternativa, y ahora que llega el verano, plantear un horario diario establecido para el uso en familia de las pantallas. Tampoco podemos desterrar radicalmente algo que es útil en el día a día…

De obligado cumplimiento Rocío plantea un calendario de actividades diarias alternativas que incluya: un momento para disfrutar de un juego tradicional, tareas domésticas o lectura; un ratito con sus amigos, un momento de actividad física que no sea necesariamente deportiva. Y sobre todo, salir sin el móvil o apagarlo mientras se realiza una actividad determinada, como la cena o un paseo juntos.

Finalizamos con un SI a las pantallas, pero con control. Lo mismo descubrimos que algunos padres también tenemos un problema con el uso de nuestro móvil.

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