Georgina Rodríguez

La vida del padre de Georgina Rodríguez: cárcel, drogas y enfermedad

Es un tema que no trata en su documental

Ana Pérez

Georgina Rodríguez ha mostrado en su documental Soy Georgina aspectos de su vida cotidiana que no se conocían previamente. Aunque se traten temas de tiempos pasados, hay uno que no ha salido a la luz tras estreno: la figura de su padre.

La española con más seguidores en Instagram, en el primer capítulo de la serie menciona a Jorge Eduardo Rodríguez Gorjón. Se aprecia como le confiesa a su hermana Ivana lo triste que está por no poder compartir esta nueva realidad con su padre. Cristiano Ronaldo habla de «lo que pasó con su padre» al hacer referencia a como empezó su historia de amor, pero ninguno trata de lleno quién fue y lo que realmente sucedió con el hombre argentino, del que Georgina no pudo despedirse cuando falleció en 2019.

La infancia de Georgina Rodríguez desde Jaca

El padre de Georgina abandonó su ciudad natal Buenos Aires para instalarse en Elche, donde formó una familia junto a su primera mujer María Jesús, de la que nació Patricia Estela, la hermanastra de la modelo que ha revelado aspectos de la vida de los Rodríguez.


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Después, con su segunda mujer se trasladó a vivir a Jaca, donde nacieron sus dos niñas: Georgina e Ivana. Allí, el hombre recuperó su pasado deportivo entrenando al Jacetano, del que más tarde sería asistente técnico. Después, se dedicó a la hostelería junto a su mujer abriendo una hamburguesería que debido a unos problemas económicos, cerraron el local y por consiguiente llegó la ruptura.

Pero, aunque la modelo haya contado que tuvo una feliz infancia en el campo sin grandes lujos y con una unión familiar que ha marcado su comportamiento, su hermana Patricia contaba algo diferente en el Sábado Deluxe: «Nosotras de pequeñas veíamos cómo nuestro padre preparaba los paquetes de droga», contaba abiertamente vinculando a Rodríguez Gorjón con el narcotráfico.

Fue condenado a seis años de cárcel por un delito contra la salud pública cuando aún sus hijas eran adolescentes. Una vez terminada su condena, se fue a Argentina, de donde nunca volvió, provocando un distanciamiento con sus hijas. Un derrame cerebral del que arrastró importante secuelas, hizo que tuviera el lado izquierdo de su cuerpo, lo que le impedía coger un avión para reencontrarse con ellas.

A los 70 años de edad, sus hijas Georgina y Ivana se enteraron de que había fallecido a miles de kilómetros de distancia.