7 claves para responder a las preguntas incómodas de los niños

Resolver las dudas de los más pequeños a veces se convierte en una tarea difícil

Teresa Moreno

Por raro que te parezca, cada vez es más frecuente que los padres se enfrenten a determinadas preguntas incómodas de sus hijos, que con tan solo cuatro y cinco años quieren descubrir el mundo. Además, tampoco es raro que los niños hagan estas preguntas incómodas delante de otras personas, dejando en muchas ocasiones a los adultos bloqueados.  

A los adultos les cuesta encajar en ese momento cómo deben actuar, ya que no se esperan que los niños les planteen preguntas relacionadas con el sexo, la muerte o las drogas, entre otras cuestiones. Por lo general, los adultos no se encuentran preparados para responder a esas preguntas incómodas con la misma naturalidad y asertividad, que emplean para cualquier otro tema en cuestión.  

Y es que es importante tener en cuenta que, durante los primeros años, concretamente de los 3 a los 6 años que es considerada la edad de oro en la infancia, los niños comienzan a descubrir el mundo y durante esa exploración abordan a los adultos con numerosas preguntas y dudas en su afán por seguir destapando cosas nuevas. Una fase que muchos psicólogos describen como la etapa del por qué y que, a veces, llevan a los adultos a crearse su propia encrucijada.  


Una joven juega y solventa las preguntas de su pequeño.
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¿Por qué a los adultos nos incomodan estas preguntas? 

Nadie nos prepara para la curiosidad infinita que sienten los niños, sobre todo, a la edad más temprana. Es probable que frases cortantes, como las que nos han dado nuestros padres “no tienes edad para saberlo” o “ya lo conocerás cuando seas mayor”, respondan más bien a una educación generacional, donde la inteligencia emocional era casi inexistente.  

De hecho, se ha visto que este tipo de respuestas no ayudan a fortalecer la comunicación entre padres e hijos. Ahora que parece que todo está cambiando impera la necesidad de satisfacer la curiosidad de los más pequeños, aunque para eso haya que responder a preguntas que nos desagradan. Este hecho también genera un sentimiento de paz y tranquilidad en los más niños, ya que sienten que sus dudas han sido solventadas.  

Preguntas incómodas más típicas que hacen los niños 

Por increíble que parezca la mayoría de los niños de entre 3 y 6 años hacen preguntas relacionadas con la vida y con la muerte, que muchas veces nos dejan fuera de juego. Y sí, hay que explicárselo y hacerlo con un lenguaje adaptado a su edad. Algunas de las cuestiones que más se plantean los más pequeños son:

  • ¿Cómo se creó el mundo? 
  • No te vas a morir nunca, ¿verdad? O ¿Voy a morirme? 
  • ¿Por qué nos morimos? 
  • ¿Cómo se metió mi hermana en la tripa de mamá? 
  • ¿El abuelo de Natalia está en el cielo? 
  • ¿De dónde vienen los bebés? 
  • ¿Existe Dios? 

Preguntas incómodas que hacen los niños delante de otras personas 

  • ¿Por qué tienen dos mamás o dos papás? ¿O solo una mamá o un papá? 
  • Por qué ese señor es tiene otro color en su piel o cualquier factor físico que le haga diferente a todo lo que ha tenido y visto en su entorno más cercano.
  • ¿Por qué anda así? 
Un chico charla animadamente con un niño resolviendo todas sus preguntas.
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¿Cómo deben actuar los adultos? 

Para evitar caer en estos atolladeros de cabeza al responder preguntas incómodas del tipo: ¿De dónde salen los bebés? ¿Qué es la muerte? ¿O qué son las drogas?, en Cadena Dial te damos algunas claves para que aprendas a responder a estas preguntas incómodas a tus hijos o a cualquier niño de tu entorno. 

1. Responder con la misma espontaneidad

Pese a que haya muchos temas que puedan incomodarnos a la hora de hablarlos, hay que tratar siempre de responder con la mayor naturalidad posible. Si en ese momento te ha pillado fuera de juego, un truco que siempre funciona es decirle a tu hijo que se vaya a jugar y que ahora te reúnes con él para despejar la duda. Este pequeño impasse te permitirá coger aire, pensar con claridad y encontrar el mejor tono para poder responder correctamente

2. Buscar la información de forma conjunta

Existen altas posibilidades de que no tengas respuesta para esa pregunta o al menos, no en ese instante. Y en este caso no hay que evitar el tema o adornarlo. Hay que ser honesto y si no sabemos algo normalicemos decir: “Cariño, esto no lo sé. Pero vamos a buscar la respuesta ahora juntos”. Aquí puedes recurrir a un libro, a Internet o a un vídeo adaptado a su edad, que te ayude solventar sus dudas. 

3. Practicar la escucha activa con tus hijos

La gran asignatura pendiente. Nunca des la respuesta y sagas huyendo ante la posibilidad de que te haga más preguntas. Justo este es el mejor momento para preguntar a los niños sobre otros temas que les inquieten o que quieran compartir. Y seguramente disfrutes mucho escuchando sus ingeniosas respuestas, ya que a estas edades la inocencia y la imaginación no tiene límites.

4. Dar explicaciones, pero sin excederte

Seguramente es en este punt  donde los nervios más se apoderen de ti. Para ello, es importante que mantengas la calma y que respondas las dudas del niño con la información adaptada a su edad. Para que lo entiendas, si el pequeño te pregunta de dónde vienen los bebés no le vas a explicar cómo funciona la ovulación de la mujer, sino que te centrarás en lo que consiste el acto en sí. Si no respondes a esas preguntas o si te excedes en las respuestas es muy probable que el niño tenga más dudas que al principio.  

5. Contar siempre la verdad 

Pese a que responder a preguntas incómodas pueda generate cierto malestar, ser honestos siempre será la clave para enfrentarnos a estas situaciones. De lo contrario, puede generar desconfianza, enfados y posibles contradicciones en el futuro. Para que esto no pase, recuerda siempre decir la verdad, utilizar metáforas o comparaciones que ayuden a los niños a entender lo que le estás contando. 

6.Utilizar un lenguaje adaptado

Saber cómo expresarnos es fundamental y por eso, usar un lenguaje adaptado emocionalmente y cognitivamente a la edad del niño es la clave para dar respuesta a sus incesantes preguntas incómodas. Para ello, lo mejor no es ser escueto sino contestar de forma sencilla y directa al tema en cuestión.

7. Acompañar, pero sin fomentar la fantasía

Es importante acompañar al niño para que no solo viva en su mundo de fantasía haciéndole ver que hay otra realidad. Si los niños hacen preguntas incómodas es porque necesitan conocer lo que ellos mismos crean. Por lo que los adultos tendremos siempre que ser honestos y responderles siempre, ya que esto alimentará su curiosidad y fomentará una buena comunicación entre padres y/o adultos y niños.  

En realidad, las preguntas incómodas responden más bien a un patrón de no saber responder a determinadas cuestiones. Los adultos siempre buscamos la forma más correcta de explicar las cosas a los más pequeños. Y es que tener sentido del humor, reconocer que no sabemos algo o utilizar preguntas retóricas pueden ser una buena oportunidad de transformar una pregunta incómoda en un gran aprendizaje.  

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